miércoles, 17 de diciembre de 2008
EL TEMA DE LA CREDIBILIDAD EN EL PERIODISMO
Don Luis Miro Quesada, que fuera director del diario El Comercio, acuñó una frase que encierra una dramática verdad: “El periodismo puede ser la mejor de las profesiones o el más vil de los oficios”.Tenía razón. Bien sabemos que el periodismo es una actividad que consiste en recolectar, sintetizar, jerarquizar y publicar información relativa a la actualidad. Y que para obtener dicha información, el periodista debe recurrir obligatoriamente a fuentes verificables o a su propio testimonio. Es cierto que la base del periodismo es la noticia, pero comprende también a otros géneros, muchos de los cuales se interrelacionan, como la entrevista, el reportaje, la crónica, el documental y la opinión. Es decir, el periodismo puede ser informativo, interpretativo o de opinión.La influencia del periodismo dentro de la sociedad es innegable. Por ello es que se ha desarrollado una deontología profesional constituida por una serie de normas y deberes éticos (ética periodística), que guían la actividad del periodista. Dichos códigos deontológicos son emitidos generalmente por los colegios profesionales en los países en que éstos existen. En general, estos códigos promueven la independencia de los medios respecto a los poderes políticos y económicos. El periodista queda sujeto a su obligación de actuar con la mayor diligencia posible en el acceso a las fuentes y en el contraste de opiniones confrontadas.En buena cuenta, el principio más importante que debe primar en la actividad periodística es la verdad, generando así, en los lectores, credibilidad.En nuestro país, lamentablemente, en la década de los 90 el tema de la credibilidad periodística llegó a niveles de alcantarilla. La mayoría de periódicos en lugar de erigirse como la principal tribuna de denuncia frente a la corrupción generalizada, se convirtieron en agentes protectores del régimen, debido a la venalidad de sus directores y a la compra de conciencias que a través de un oscuro asesor, se llevó a cabo. Claro que hubo excepciones muy honrosas. Directores como Gustavo Mohme Llona tuvieron que verse agredidos de una manera infame por otros medios adictos o comprados por el régimen.Acerca de este tema es que hemos desarrollado el presente trabajo. Hemos visto el asunto de la credibilidad misma en los medios de comunicación, concretamente la prensa peruana. Pero también hemos abordado otros dos apasionantes temas que tienen que ver mucho con nuestro periodismo popular: el empleo de la jerga y la replana y, por otro lado, el sensacionalismo o “amarillismo” en la prensa.Esperamos haber podido satisfacer las expectativas del caso...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario